26 abril 2014


Estoy empapada de agua. Estoy limpia. Veo como me brilla el agua en la piel. El resto está seca. Está irritada y rasurada. Por dentro soy un nido de angustia. Respiro fuerte y quiero llorar. Angustia que se acumula. Tengo miedo. Mato un mosquito, estoy desnuda sentada en la taza del vater, empapada y lo he matado con las manos. Se retuerce. Lo miro y no siento nada. Nada. Mi angustia evoluciona, se transforma y me pudre. Saldría corriendo ahora. Tomaría un tren o un autobús, pero no alcazan suficiente velocidad. Necesito que me tiemblen las piernas. Necesito despegar. Cerrar los ojos, imaginar que me estrello y que morir no es algo importante, ver el cielo en primera fila, verlo todo insignificante, pequeño y lejos. Volar.

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