27 mayo 2014


escucho a Daughter, "Home". siempre empiezo todas las frases con minúscula porque no comprendo por qué la primera palabra tiene que ser más importante que las demás. escribo poco últimamente porque no quiero escribir sobre mi. y sobre poco más se escribir. hoy me he dado cuenta de que probablemente cuando a una persona le haya terminado de suceder algo a otra persona de su entorno en un tiempo no muy lejano le comenzará a pasar lo mismo. porque todos somos humanos y todos compartimos el mismo medio. pero yo he atraído a lo estático. no sucede nada. y no me juzgo. llevo un par de días repidiéndome una palabra cada vez que intento hacerme daño. focus. ya no me juzgo.

19 mayo 2014

 
me agarro fuertemente a una sensibilidad que me surge y abuso de ella. así escribo. así me dejo abrir, agarrando muy fuerte. me gusta pensar que todo esto es un nosotros muy grande. así vivo. aunque para mi nosotros seamos dos o tres pero muy grande. una personas me dejó más poso que imágenes en la cabeza. así me empecé a cuestionar significados. la vida. dicen que es como un muro plano. un muro que tiene que ser muro. la vida tiene que ser como es la vida. tengo que hacerle grietas. romperla. romper hasta el lenguaje. una persona me dejó. y todo lo que queda de ella es un olor a vacío prolongado. 
la vida es un olor a vacío prolongado.

07 mayo 2014


Y
al final,
cuado le place al 
Carnaval,
cuando lo quiere así el
destino,
todos hacemos,
tal cual,
lo que hacen
al final
todos los héroes:
Nos Morimos.
Y a una incógnita
señal,
negros francotiradores
escondidos
en lo lejano
abren fuego,
y se parte nuestro ego
a la mitad,
nos destruye la ciudad
como a marcianos 
de un antiguo
videojuego.
Y caemos fulminados
en las fiestas,
y en los pasos
de peatones,
y en las sucias
lecciones
de oscuras aulas,
y volamos desde las
habitaciones
de enfermería desiertas,
nos aplasta el grave peso de la lluvia
la que besa
cada día
nuestras jaulas.

dejamos
este mundo para
otros, que no notarán
siquiera nuestra falta
del lienzo de sus asuntos,
y partimos
hacia un destino
remoto, sin mirar atrás, ya
dándole la espalda
al tiempo de ese otro
mundo
donde sigue habiendo fútbol
los domingos, donde
cuelga aún ropa de los
tendederos, y hay lágrimas en los
cines,
donde aún hay calendarios y hay
anuncios, donde siguen
floreciendo, floribundos,
los agujeros negros
en los
calcetines.
Y morimos
todos, siempre
tan temprano.
Con asuntos por
cerrar, con
hipotecas y
deudas de fin de mes,
con secretos escondidos en la
mano, que se van
a donde duermen las
tarjetas
que la gente
no eligió en el
<< 1,
2,
3>>
Y morimos
todos, nos
evaporamos.
Arrojamos los
ropajes que
vestimos 
a la hoguera
de lo vano,
y, desnudos,
nos tumbamos
y morimos.
Nos morimos y dormimos.
Nos dormimos,
o, tal vez,
nos despertamos.

Telón, Daniel Orviz